El miedo escénico es un grave problema que muchas personas viven horas o incluso días antes de exponer algún tema delante de un público. El miedo escénico puede aparecer ante un discurso laboral, institucional, educativo… incluso, teatral. Una obra de teatro o una actuación frente al lente, pueden hacer salir a flote este terrible padecer.
Se conocen casos de personas que durante las charlas comunes entre amigos, se muestran bastante interactivos. Pero a la hora de dar un discurso, se muestran totalmente apenadas, abatidas y siendo derrotadas por un sinfín de nervios. Por lo que parecería extraño que una persona tan extrovertida, pueda padecer de miedo escénico.
Por supuesto, expertos explican que este padecer social, proviene de experiencias vividas en la niñez, como los traumas en las exposiciones de escuelas, o los discursos familiares a los cuales muchos debían recurrir por obediencia. Sea cual sea la razón verdadera de la aparición de miedo escénico, esto es tratable y los consejos para controlarlos son los siguientes:
– Expertos en oratoria afirman que los efectos placebo (como el sostener un objeto o tener encima un amuleto), ayudan a que los nervios del medio escénico se desaparezcan.
De igual forma, darle al cerebro una serie de actividades previas al discurso (como actividades rutinarias), ayuda a concentrarte en otras actividades durante el mismo día de tu presentación. Caminar, trotar, cantar… estas actividades de ser realizadas antes del discurso, ayudan a erradicar la tensión.
– Los pensamientos positivos ayudan a enfocarte en buenas ideas. Piensa que todo saldrá bien. Si manejas a la perfección el contenido de tu discurso, nadie podrá contradecirte y sabrás que en un debate, tienes material para aportar en tu defensa. Así que, pensando en esa seguridad, aquello se convierte en un pensamiento positivo.
– Si lo requieres necesario (aunque no lo sea, lo recomendamos), buscar consejos de profesionales como un coach de vida o un coach profesional te dará buenos trucos de control y relajación. Actores televisivos o de teatro, u oradores de profesión, te aportarán nuevas estrategias que alejarán el miedo escénico o lo calmarán para dar paso a tu palabra.
¡Gracias Diego!
Previo a un discurso, he encontrado varios tips que me han funcionado.
1. Trato de no comer helado… pues siento que se me “duerme” la lengua y hablo mal.
2. Me como un chocolate o taza de café. Esto no se cómo funciona en el cerebro, pero me ayuda.
3. Si no estoy 100% segura, cuando estoy hablando trato de ver a las personas en la frente y no directamente a los ojos, luego en medio de las cejas y por último cuando me siento en confianza directamente a los ojos.
¡Qué bueno tips Indiana! Y claro, tienen todo el sentido del mundo ahora que los mencionas. Resulta que el chocolate irriga cerotonina en nuestro cerebro, ese químico que se encarga de hacernos sentir “felices” así que probablemente te sentís más confiada para salir a escena. Y con la mirada, justamente te pasa algo interesante del lenguaje corporal: cuando estamos conversando con personas de forma profesional (haciendo networking por ejemplo), nuestro recorrido visual en el rostro forma un triángulo entre los ojos y la frente de la persona, ¡justo como vos lo mencionas! Dato interesante: el recorrido visual de forma social forma un triángulo entre los ojos y la boca; y por último el recorrido visual que va un poco más allá de lo social, forma un triángulo entre los ojos y el pecho. Todas las zonas en medio de esos triángulos son nuestros puntos focales. ¡Saludos y muchísimas gracias por el aporte!